EL GOLPE FINAL

EL GOLPE FINALPor: Lilia Cisneros LujánEl proceso inició formalmente con la suscripción del TLC. La educación pública y gratuita debía ser sustituida por un sistema controlable y garante de egresados con un perfil académico afín a los intereses del capitalismo global. Desde la SEP, su entonces secretario Ernesto Zedillo, empezó el desmantelamiento. Garantizar la conformidad del sindicato era indispensable, no sólo para evitar oposiciones internas sino para consolidar lo que en el sexenio de “la sana distancia” con un priísmo al cual no pertenecía, daría lugar a la “transición”. 14 años es toda una generación de estudiantes, que perdieron el hilo de la historia, sufrieron la permanente restricción de recursos y los efectos de paros de actividades que en cierta forma han contribuido a lo que, desde Washington, siempre fue el proyecto: liquidar o cuando menos reducir a su mínima expresión, una educación laica, gratuita, conducida por el gobierno y, lo que es más importante, imbuida de los ingredientes educativos delineados por Vasconcelos. ¿Ignoraban los mentores que autorizaron la muerte de la escritura cursiva, que utilizar la letra de molde tiene efectos en la mente de los escolapios? ¿Por qué se oculta la intención de producir humanos robotizados, afectados de origen en su forma de pensamiento?Al gobierno del “cambio”, tocó instrumentar el fortalecimiento de los negocios privados educativos. La carnada, que mordieron incluso universitarios exitosos egresados de la UNAM, la UAM, el POLITÉCNICO y todo el sistema de educación superior pública que les formó, fueron las becas, no para las instituciones públicas sino para escuelas privadas a las cuales se trasladó, sin rendición alguna de cuentas, buena parte de la riqueza nacional. Los demandantes de educación superior mordieron el anzuelo, y antes que inscribirse a las escuelas públicas, -que en términos mediáticos resultaba una regresión y hasta una afrenta- aceptaron el “crédito educativo”, procedimiento sajón para garantizar la perpetua esclavitud de los egresados. El método por cierto es muy común desde las mafias sicilianas, que becan a todo aquel con “patas para gallo” lo cual les permite contratar a los mejores abogados, contadores o administradores de empresa que lleven a buen puerto sus jugosos negocios.El embate contra los formadores de maestros, afines a la visión social de la constitución de 1917, ha sido permanente. Primero satanizaron a las normales rurales, ha habido muertos, encarcelados, esquiroles profesionales para reventar los auténticos movimientos sociales; hoy fue una evaluación preparada para la descalificación total. A la vista está el compromiso a cumplir por la maestra a la cual se le regaló su partido. Ella debe garantizar el cierre definitivo de las normales. “Hay que transformar las normales en escuelas de formación técnica” declaró. ¿Dónde quedó su bandera, de profesionalización del magisterio y lucha por la universidad pedagógica? ¿Que intereses le mueven, para hoy descalificar lo que le redituó en el pasado pingües ganancias? Muy oportunas las declaraciones del Dr. José Narro de la UNAM y dirigentes de otras instituciones públicas que con valor salen a la palestra a advertir que “En educación no se pueden tomar decisiones complejas, con medidas simples, ni despreciar lo que se ha construido” como pertinente es recordar que evaluaciones, las ha habido siempre, aunque en el pasado no existía la intención destructiva que cínicamente se observa en la última aplicada, misma que curiosamente, se da en un contexto de descalificación de cualquier otro intento educativo –como los anunciados por el gobierno de la ciudad- y de campañas mediáticas como la que sataniza “el cargar mochilas pesadas que afectan la columna vertebral de los niños” o protege la venta de alimentos chatarra por la cooperativas, aduciendo que “los niños deben tener opciones para ejercitar desde temprana edad su posibilidad de elegir libremente lo que comen”. ¿Qué factibilidad tienen esos mismos menores de edad de sustraerse a la seducción subliminal de medios que promueven el consumo de alimentos precursores de toda suerte de enfermedades, colocándonos como el segundo país del mundo con problemas de obesidad? ¿Por qué no se difunden los datos del descomunal negocio que implican estas cooperativas de alimentos, para los distribuidores, las transnacionales de la comida chatarra y el propio sindicato? Definitivamente si hay deficiencias en algunas escuelas normales, pero la solución no es cerrarlas, ni mucho menos excluir a sus egresados de las posibilidades de empleo. A no ser que se persista en seguir traicionado a la patria, el camino es construir, o reconstruir, sistemas educativos mejores; para ello, en primer término hay que extirpar el cáncer de la corrupción y el contubernio entre algunos miembros del sindicato –y enfatizo “algunos” porque no todos tendrían este calificativo- y las autoridades confabuladas para que esto continué y, en segundo lugar, aplicar la ley con mano firme en contra de todos aquellos que impunemente destruyen la historia, la cultura y la esencia de los que somos, hemos sido y podemos ser. Solo así podremos evitar la consolidación del golpe final a México.