miércoles, 2 de enero de 2008

XOCHIMILCO Y EL MEDIO AMBIENTE, NUESTRO PAPEL PARA SALVAR EL PLANETA


Nuestros estimados lectores saben perfectamente que el mayor problema al que se enfrenta la humanidad en la actualidad es el deterioro del medio ambiente y por ende del planeta. En él los recursos no son infinitos y debido al brutal ritmo de producción y consumo que hemos vivido desde mediados del siglo pasado, hemos llegado a una situación en la cual dichos recursos básicos (el agua, los bosques, los combustibles fósiles) comienzan a escasear y esta situación está produciendo efectos nefastos en el medio ambiente, evidentes desde hace muchas décadas pero solamente tenidos en cuenta seriamente por los grupos más poderosos del planeta desde hace apenas unos meses. Quizás recuerden nuestro artículo sobre el ex vicepresidente estadounidense Al Gore y su cruzada contra el cambio climático, donde tratábamos sobre esa toma de conciencia progresiva.
Dicho así, parecería que estamos ante una cuestión muy grande y compleja y que nosotros, pobres ciudadanos, nada pudiéramos hacer al respecto. Nada más lejos de la realidad. Porque aunque las industrias sean altamente contaminantes y la sobreproducción sea culpa del sistema capitalista actual, nosotros a nivel individual también tenemos un gran impacto sobre el planeta debido a los residuos que generamos, por lo que es hora que nos hagamos responsables de la basura que generamos y el tratamiento que se le puede dar.
La premisa básica es esta: no ensuciar ni el campo ni nuestras calles. El lector puede argumentar que la escasez o ya de plano la ausencia de botes de basura en nuestras calles es la razón por la cual avienta al suelo la bolsa de Sabritas o la botella de Coca Cola que acaba de consumir. Eso no es más que una excusa. Nosotros debemos ser responsables de nuestros residuos. Y si no hay botes, o están llenos, pues ni modo, cargamos con el envase vacío hasta que encontremos dónde depositarlo. Si todos hiciéramos eso, aunque fuera solamente eso, nuestros pueblos y barrios estarían infinitamente más limpios. Haga la prueba si quiere. Mire a su alrededor, mire al suelo, y verá que lo que afea la porción de banqueta que está viendo son precisamente envases de bebidas y comida. Además recuerde que en Xochimilco buena parte de la basura botada en la calle acaba en los canales, afectando más todavía ese delicado ecosistema único en el mundo, reconocido como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, que sus antepasados xochimilcas con tanto cuidado construyeron. Por respeto a ellos y por el orgullo de ser descendiente de ellos, piénselo dos veces antes de tirar basura a la calle.
El otro aspecto importante sobre el cual tenemos cierto control es lograr que los materiales de desecho se reutilicen o reciclen. ¿Qué cree que es mejor para el medio ambiente, que el papel de este periódico que está leyendo se vuelva a utilizar para hacer más periódicos, libretas, o incluso papel del baño, o que se tengan que cortar más árboles para con su pulpa hacer esos periódicos, libretas o papel de baño? Lo mismo aplica para el aluminio, para el plástico y para el vidrio. También para la materia orgánica, o sea, los desechos de origen vegetal o animal que hay en su basura. Estos, debidamente separados de los residuos inorgánicos, se pueden transformar en suelo fértil gracias a la técnica de la composta. Por el contrario, si no se separan ni se procesan aparte, acabarán en enormes tiraderos que crecen sin parar y que se han convertido en uno de los principales problemas de todas las grandes ciudades.
Quizás le interese al lector conocer cómo se gestiona el reciclaje de basuras en otros lugares del mundo para conocer las posibilidades existentes, evaluar cuáles se adaptarían mejor aquí, y preguntar a las autoridades cuáles son sus planes al respecto.
En toda Europa la basura se separa en: papel y cartón de todo tipo, vidrio y cristal, aluminio y envases plásticos. El resto de residuos, dependiendo del país, ciudad o incluso barrio, se procesan todos juntos o se separan en orgánicos e inorgánicos. Ya les hemos explicado que de la basura orgánica se hace suelo fértil. Del papel y cartón, papel de baja calidad o empaques de cartón. Del aluminio, más envases de aluminio y objetos de ese material, como refacciones para bicicletas. Y del plástico, se vuelven a hacer nuevos envases e incluso ropa. ¡Esos forros polares tan calientitos están hechos en buena parte de plástico reciclado del consumo directo! La manera en que se gestionan es diferente dependiendo de las características de cada lugar. No es lo mismo recoger la basura en una ciudad densamente poblada como son las del sur de Europa, que una donde la gente vive en casitas con amplios jardines como es Inglaterra. También depende del empeño de cada gobierno y lo duras que sean las leyes que regulan el tratamiento y reciclaje de la basura.
En las ciudades españolas las familias depositan su basura a partir de las ocho de la noche, en alguno de los 4 grandes contenedores que hay en la calle (con el calor, si lo hicieran durante el día, el contenedor olería muy mal) y todas las noches pasa el camión que la recoge y la lleva al tiradero o al centro de reciclaje, dependiendo de su contenido. Hay varios tipos de contenedores: el amarillo para el plástico y metal, el azul para el papel, el verde para el cristal, y el de la basura que no se puede clasificar es gris. Allá donde ya se realiza separación de la materia orgánica, este contenedor gris tiene una tapa de color naranja que es donde se deposita lo orgánico.
En Inglaterra la gente primero separa el papel, cartón, vidrio y metal, y luego guarda el resto de basura en un gran bote en su jardín y una vez a la semana pasa el camión casa por casa a recogerla. Cuando ya tienen una buena cantidad de material reciclable (papel, plástico, etc.), lo meten en su auto y conducen hasta el supermercado más cercano: en Inglaterra, los contenedores verdes, azules y amarillos se encuentran en el estacionamiento de todos los centros comerciales. Por lo general las familias aprovechan sus viajes al súper para hacer reciclaje.
Los países escandinavos (Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia) son, como en tantas otras cosas, pioneros en el cuidado al medio ambiente y reciclaje de residuos, ya que llevan varias décadas haciéndolo. Sus ciudadanos están muy concienciados y las leyes medioambientales son muy estrictas. Allá llegan al punto de cobrar el envase cada vez que se compra una botella o una lata de refresco, y devolver ese dinero al consumidor cuando devuelve el envase, vacío, al establecimiento donde lo compró o a cualquier otra tienda. El resultado: ni un bote vacío tirado por el suelo. Si por casualidad encuentras uno, lo recoges y acudes a la tienda más cercana para que te den el equivalente de unos cinco o seis pesos.
En Ciudad de México el programa de gestión de basuras comenzó por implementar la separación de basura orgánica e inorgánica, lo cual es buena idea, puesto que el reciclaje de materia orgánica es de muy baja tecnología (solo hay que dejarla degradarse cubriéndola con unas paletadas de tierra) y por lo tanto más barato de implementar. En cuanto esté funcionando en toda la ciudad en principio se debería comenzar a separar los otros materiales reciclables.
Los supermercados podrían, igual que en Inglaterra, cumplir una función muy importante como ubicación de los contenedores especiales para cartón, papel, vidrio, etcétera. De momento esto no es así. La ecología solamente la hacen servir como medida de marketing para hacer ver que les importa el problema. Por ejemplo, en el Wal Mart de Coapa acabamos de ver una máquina similar a las expendedoras de refrescos, que incita al consumidor a proteger el medio ambiente y reciclar los envases de plástico o de aluminio de sus refrescos. Para ello hay que colocar el envase vacío en una bandeja donde se leerá automáticamente el código de barras del envase, se recogerá el mismo, y se imprimirá un ticket muy bonito dándonos las gracias e indicando cuántos envases hemos reciclado. Piense el lector en el consumo eléctrico e impacto ecológico de una máquina iluminada 24 horas al día, con un sofisticado lector de código de barras, computadora integrada e impresora que gasta 30 centímetros de papel térmico (papel sometido a un tratamiento químico específico) por cada lata de refresco dizque reciclada. Francamente, un gran contenedor amarillo en el estacionamiento iría mucho mejor – aunque claro está, tras depositar todos nuestros desechos plásticos y aluminios en él ni nos acordaríamos de “lo mucho que Wal Mart hace por el medio ambiente”.
Mientras no existan medidas más efectivas para el tratamiento de la basura, hay pequeñas acciones que cada uno de nosotros puede llevar a cabo en sus hogares para intentar mitigar el impacto de la actividad humana en el ambiente: no se imagina usted, lector, la tristeza que me da ver encendidas noche y día las lucecitas de los árboles de Navidad, focos, lámparas y demás sistemas de iluminación propios no solo de esta temporada, sino a lo largo de todo el año, desperdiciando inútilmente la energía para cuya producción tanto se lastima el medio ambiente. Ojalá todos tomemos consciencia, porque hay más de mil y un maneras de participar en la conservación de nuestro planeta.

Eva Sánchez Guerrero

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