El también llamado síndrome bullying son agresiones físicas, amenazas, vejaciones; coacciones, insultos o aislamiento deliberado, lo que degenera es una relación jerárquica y de dominación entre victima y victimario.
Por Lorena Ríos
El hostigamiento, acoso o bullying escolar es el principal temor de niños y adolescentes. Se trata de un fenómeno que ocurre no sólo en México sino en todo el mundo. El acto intencional es molestar, atormentar o amenazar física o verbalmente a otro estudiante. Inicia como una broma, pero puede llegar ala violencia física y sociológica al grado de orillar a las victimas al suicidio. Es la imposición arbitraria del más fuerte sobre el más débil.
Esta agresión entre los escolares además provoca bajo rendimiento, deserción, alteraciones en el sueño, dermatitis, nerviosismo, crisis asmáticas, ansiedad y depresión. “Se trata de burlas, motes y chistes ente los compañeros hacia alguien en especifico, como se dice comúnmente: lo agarran de bajada”, explica el coordinador de la Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Arturo Loredo Abdalá.
El especialista considera que el fenómeno existe desde hace mucho y “todos hemos sido alguna vez victimas o victimarios de las típicas bromas de colegio. Sin embargo, en la actualidad el problema se ha incrementado y constituye verdaderos casos de comportamiento agresivo y violento”.
Asimismo, el siquiatra infantil de la Clínica Alfa Omega Lomas, Oscar Benassini Félix, explica que son una serie de agresiones físicas, aislamiento deliberado de la víctima, que degenera en una relación jerárquica y de denominación entre acosador y acosado.
“Se caracteriza por el deseo consiente de un alumno de herir, amenazar o asustar a otro compañero, no sólo física sino también emocionalmente, que es poco visible para los profesores, pero extremadamente doloroso y de difícil de superar sin ayuda profesional” menciona.
Expone que este fenómeno existe una “gran cantidad incapacidad de las autoridades escolares, ya no digamos para resolver el problema; sino para verlo y enfrentarlo. Lo curioso es que no se quieren meter: lo ignoran y le dan la vuelta”.
Comparte que en un caso una menor de primaria que había sido violentada por dos de sus compañeros, al acudir la madre a hablar con el director de la escuela, este solamente le contestó que ya se están reuniendo autoridades para analizar el problema, que resulta “muy interesante”.
En tanto, Adriana González Padilla, coordinadora de divulgación del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, explica que el bullying entre jóvenes es una práctica cada vez más frecuente en secundaria preparatoria.
Aunque se desconoce la dimensión social de este trastorno, “porque es un tema difícil de descubrir”, se torna más común en las escuelas”. “Cada vez más se nota mayor descontrol en la agresión e impulsividad de los jóvenes”.
Agrega que las victimas “no son culpables de sufrir estas agresiones”, pero muchas veces adolecen de falta de habilidades sociales y sicológicas, hecho que les impide defenderse.
Esta actitud puede provocar reacciones negativas, agresivas por parte de los acosadores”.
Dicho fenómeno podría explicarse porque México se encuentra en el grupo de naciones más violentas del mundo. La sociedad mexicana cuenta con “un alto nivel de tolerancia” para la violencia que se ejerce contra los infantes,, pues los castigos físicos y el maltrato verbal ”son prácticas cotidianas que gozan altos niveles de aceptación”, y en las escuelas no se han prohibido, revela el Informe Nacional sobre Violencia y Salud (2006), elaborado por la Secretaría de Salud.
Este informe cita un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia que demuestra que existe alta correlación entre la violencia contra los niños y la violencia entre adultos.
Entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo económico que fueron analizados para este estudio, México, junto con Estados Unidos y Portugal, tenía el número más alto de niños muertos por maltrato. Estos tres países también registran tasas altas de muertes por violencia entre adultos.
Destaca un incremento considerable en el número de suicidios de niños y adolescentes durante los últimos años. En el Distrito Federal ocurrieron 11 casos en 2001 y 36 en 2002.
El D.F., junto con Baja California y Colima, representan los estados con las tasas de suicidio más altas. En todo el país el número de suicidios de menores de 15 años aumentó de 118 en 2000 a 16 en 2002.
También se estima que durante el lapso de 1998 as 2002 fueron víctimas de violencia más de 24 mil 500 menores, según reportes del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. De ellos, 1.3% sufrió abuso sexual: 6% maltrato emocional y 1% negligencia.
Por Lorena Ríos
El hostigamiento, acoso o bullying escolar es el principal temor de niños y adolescentes. Se trata de un fenómeno que ocurre no sólo en México sino en todo el mundo. El acto intencional es molestar, atormentar o amenazar física o verbalmente a otro estudiante. Inicia como una broma, pero puede llegar ala violencia física y sociológica al grado de orillar a las victimas al suicidio. Es la imposición arbitraria del más fuerte sobre el más débil.
Esta agresión entre los escolares además provoca bajo rendimiento, deserción, alteraciones en el sueño, dermatitis, nerviosismo, crisis asmáticas, ansiedad y depresión. “Se trata de burlas, motes y chistes ente los compañeros hacia alguien en especifico, como se dice comúnmente: lo agarran de bajada”, explica el coordinador de la Clínica de Atención Integral al Niño Maltratado del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Arturo Loredo Abdalá.
El especialista considera que el fenómeno existe desde hace mucho y “todos hemos sido alguna vez victimas o victimarios de las típicas bromas de colegio. Sin embargo, en la actualidad el problema se ha incrementado y constituye verdaderos casos de comportamiento agresivo y violento”.
Asimismo, el siquiatra infantil de la Clínica Alfa Omega Lomas, Oscar Benassini Félix, explica que son una serie de agresiones físicas, aislamiento deliberado de la víctima, que degenera en una relación jerárquica y de denominación entre acosador y acosado.
“Se caracteriza por el deseo consiente de un alumno de herir, amenazar o asustar a otro compañero, no sólo física sino también emocionalmente, que es poco visible para los profesores, pero extremadamente doloroso y de difícil de superar sin ayuda profesional” menciona.
Expone que este fenómeno existe una “gran cantidad incapacidad de las autoridades escolares, ya no digamos para resolver el problema; sino para verlo y enfrentarlo. Lo curioso es que no se quieren meter: lo ignoran y le dan la vuelta”.
Comparte que en un caso una menor de primaria que había sido violentada por dos de sus compañeros, al acudir la madre a hablar con el director de la escuela, este solamente le contestó que ya se están reuniendo autoridades para analizar el problema, que resulta “muy interesante”.
En tanto, Adriana González Padilla, coordinadora de divulgación del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social, explica que el bullying entre jóvenes es una práctica cada vez más frecuente en secundaria preparatoria.
Aunque se desconoce la dimensión social de este trastorno, “porque es un tema difícil de descubrir”, se torna más común en las escuelas”. “Cada vez más se nota mayor descontrol en la agresión e impulsividad de los jóvenes”.
Agrega que las victimas “no son culpables de sufrir estas agresiones”, pero muchas veces adolecen de falta de habilidades sociales y sicológicas, hecho que les impide defenderse.
Esta actitud puede provocar reacciones negativas, agresivas por parte de los acosadores”.
Dicho fenómeno podría explicarse porque México se encuentra en el grupo de naciones más violentas del mundo. La sociedad mexicana cuenta con “un alto nivel de tolerancia” para la violencia que se ejerce contra los infantes,, pues los castigos físicos y el maltrato verbal ”son prácticas cotidianas que gozan altos niveles de aceptación”, y en las escuelas no se han prohibido, revela el Informe Nacional sobre Violencia y Salud (2006), elaborado por la Secretaría de Salud.
Este informe cita un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia que demuestra que existe alta correlación entre la violencia contra los niños y la violencia entre adultos.
Entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo económico que fueron analizados para este estudio, México, junto con Estados Unidos y Portugal, tenía el número más alto de niños muertos por maltrato. Estos tres países también registran tasas altas de muertes por violencia entre adultos.
Destaca un incremento considerable en el número de suicidios de niños y adolescentes durante los últimos años. En el Distrito Federal ocurrieron 11 casos en 2001 y 36 en 2002.
El D.F., junto con Baja California y Colima, representan los estados con las tasas de suicidio más altas. En todo el país el número de suicidios de menores de 15 años aumentó de 118 en 2000 a 16 en 2002.
También se estima que durante el lapso de 1998 as 2002 fueron víctimas de violencia más de 24 mil 500 menores, según reportes del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. De ellos, 1.3% sufrió abuso sexual: 6% maltrato emocional y 1% negligencia.
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