El tema de la Reforma Energética enviada por el presidente Felipe Calderón al Senado de la República, provocó en la conciencia ciudadana serias dudas respecto a las bondades, que ésta ofrecía a favor de la mayoría de los mexicanos.
Con los antecedentes que dejan los gobiernos de: De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox; privatizando la banca, Teléfonos de México, minas, ferrocarriles, aeropuerto, y líneas aéreas; los ciudadanos mexicanos, intelectuales, científicos, organizaciones políticas se interesaron en conocer más ampliamente la reforma energética.
Tan importante resulta esta reforma que el futuro de México depende de los términos en que se defina, de ahí que se haya llevado a debate, con la participación de los partidos políticos, periodistas, representantes sociales, es decir la sociedad en su conjunto, a demás de una nueva forma de participación democrática: la consulta pública realizada en el D.F., y en algunos estados de la República.
Sin embargo en el ambiente flotan diversas interrogantes difíciles de contestar.
Como el pueblo está representado por el Congreso de la Unión, los representantes legislativos, diputados y senadores, serán los que decidan sobre la reforma energética que ha sido discutida ampliamente en el debate y la voluntad ciudadana que se ha manifestado en la consulta pública.
Si el presidente Felipe Calderón se obstinara en llevar a cabo al Reforma Energética, apoyado por el Partido Acción Nacional, se recurrirá a la Controversia Constitucional para que resuelva el máximo tribunal del país: La Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Todo hace suponer que cualquier resultado que se obtenga provocará inconformidades, toda ves que se ha recorrido al sentimiento nacionalista para defender los recursos naturales como es el petróleo de la que han sido beneficiarios un pequeño grupo de empresarios y la burocracia petrolera.
La radicalización en imponer la reforma energética o evitar que se lleve a cabo traerá como consecuencia conflictos sociales imprevisibles sobre todo en las capas sociales más marginadas.
Con los antecedentes que dejan los gobiernos de: De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox; privatizando la banca, Teléfonos de México, minas, ferrocarriles, aeropuerto, y líneas aéreas; los ciudadanos mexicanos, intelectuales, científicos, organizaciones políticas se interesaron en conocer más ampliamente la reforma energética.
Tan importante resulta esta reforma que el futuro de México depende de los términos en que se defina, de ahí que se haya llevado a debate, con la participación de los partidos políticos, periodistas, representantes sociales, es decir la sociedad en su conjunto, a demás de una nueva forma de participación democrática: la consulta pública realizada en el D.F., y en algunos estados de la República.
Sin embargo en el ambiente flotan diversas interrogantes difíciles de contestar.
Como el pueblo está representado por el Congreso de la Unión, los representantes legislativos, diputados y senadores, serán los que decidan sobre la reforma energética que ha sido discutida ampliamente en el debate y la voluntad ciudadana que se ha manifestado en la consulta pública.
Si el presidente Felipe Calderón se obstinara en llevar a cabo al Reforma Energética, apoyado por el Partido Acción Nacional, se recurrirá a la Controversia Constitucional para que resuelva el máximo tribunal del país: La Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Todo hace suponer que cualquier resultado que se obtenga provocará inconformidades, toda ves que se ha recorrido al sentimiento nacionalista para defender los recursos naturales como es el petróleo de la que han sido beneficiarios un pequeño grupo de empresarios y la burocracia petrolera.
La radicalización en imponer la reforma energética o evitar que se lleve a cabo traerá como consecuencia conflictos sociales imprevisibles sobre todo en las capas sociales más marginadas.
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