martes, 29 de julio de 2008

EL CRISTO DE LA PIEDRITA.

El serpenteado camino que conduce a San Lucas Xochimanca, el día 4 de julio de 1908, lucía más bello que en días anteriores en que grandes nubarrones cubrían el firmamento desde temprana hora, como anuncio anticipado de una lluvia.
En ese día, los rayos primeros del sol desde temprana hora asomaban ya desde el hermoso horizonte de los verdes cerros, en el cual pareciera que se juntaban el cielo con la tierra.
Desde Xochimanca o Xochimanqui, que significa: “el que ofrece flores” se podía admirar la grandeza del lagote Xochimilco, de sus canales, de la Parroquia San Bernardino de Siena y parte del valle de México, una vista maravillosa de la que gozaban sus pobladores.
De ese pequeño caserío asentado en ese lugar privilegiado surgían de vez en vez diminutas columnas de humo como señal de que en ese hogar se habían iniciado ya las actividades domésticas.
El agradable aroma que despide el cocimiento de los frijoles en la olla que va esparciendo en el ambiente, en tanto se escucha el golpeteo de las palmas de las manos de la mujer campesina que se ocupa en hacer tortillas y que con el olor a café hace que la vida rural tenga un disfrute especial. Estos alimentos que con esmero fueron elaborados, los consume placidamente uno de los tantos campesinos “yunteros” Don Pepe que sabe que cultivar la tierra es tarea difícil, que tiene que ararla, surcarla, sembrarla, echarle escarda y montón para que su milpa sea un orgullo individual y familiar, sabe también que la tierra representa el sustento y patrimonio familiar, por eso es su amor a la tierra. Consciente de su deber “Don Pepe” el campesino se dirige al lugar donde tiene sus caballos bajo un sencillo techo de “zacate de puntero”, acaricia a cada uno de sus caballos, acerca su arado, lo sube a uno de ellos para que lo cargue, al otro lo monta y antes de salir de su casa se despide de su familia.
A escasa distancia de su domicilio se detiene un momento para observar los trabajos que se realizan para la construcción del acueducto que llevará el agua a la Ciudad de México, continuó su marcha, un sol esplendoroso adornaba el paisaje campirano, ninguna nube amenazaba con su lluvia, no obstante estar en la estación de verano, el clima era agradable, motivo por el cual muchos campesinos dispusieron de sus yuntas para irle echar “escarda” a su maizal y como si fuera un presagio el día 4 de julio, en su amanecer y el resto de la mañana prevaleció el silencio y la tranquilidad en el entorno.
Varios “yunteros” que se encontraban en el camino rumbo a su tierra de labor, se saludaban cordialmente y se deseaban mutuamente que su jornada fuera exitosa y corta.
Las frases comedidas de todos se escuchaban por los diversos rumbos por donde transitaban en la geografía de San Lucas Xochimanca; ¡Buenos días!, ¡Que te vaya bien!
Don José que se había despedido de su esposa e hijos desde temprano descarga su caballo en un espacio de su terreno que se había quedado sin cultivar, acerca al otro caballo, acomoda clarado y empieza su labor de “escarda”. A mitad de la jornada campesina “Don Pepe” interrumpe su actividad “yuntera” para tomar un respiro, se acerca a su morral y saca una botella de agua, le quita el olote que le sirve de tapón se lo lleva a la boca y le da unos pequeños sorbos para mitigar la sed.
En el descanso que se dieron los caballos avanzaron un pequeño espacio “Don Pepe” sin notar el avance de sus animales, toma el arado, siente que se atora, insiste una y otra vez sin lograr que la piedra se mueva, suda, se desespera, en su rostro se muestra el enojo.
No alcanza a comprender porque su insistencia, su necedad en sacar la piedra, los caballos se muestran fatigados y aún así los fustiga; hace un nuevo esfuerzo la piedra se afloja, el no sabe si es por suerte o por el designio divino.
Entierra más clarado, los animales tiran, la piedra sale y se rompe el arado.
Don Pepe no alcanza a comprender si es por suerte o por designio divino el que esto ocurriera, sin embargo al quedar la piedra en la superficie, se sienta junto a ella y la observa detenidamente, grande fue sorpresa al descubrir que en un lado de la piedra se encontraba formada la figura de Cristo en la Cruz con la pintura que la naturaleza o Dios le había proporcionado.
“Don Pepe” impresionado por aquel descubrimiento corrió hasta el más próximo de los campesinos y le fue a mostrar aquella excepcional y maravillosa piedra, admirado también de lo que le habían mostrado el campesino acompañante le recomendó a Don Pepe que, no se moviera de allí, que el se encargaría de avisarle a todos los demás.
Como el terreno se encontraba muy cerca de las tierras que pertenecen a San Lorenzo Atemoaya, no tardaron mucho en enterarse los vecinos de aquel pueblo y reclamaron sus derechos de poder llevarse la piedra, se adelantaron en tiempo y quisieron llevársela, pero no pudieron, sin embargo poco después llegaron los de San Lucas Xochimanca y fácilmente se la llevaron a la iglesia donde se encuentra desde hace cien años que se cumplieron el día 4 de julio de 2008

No hay comentarios.:

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner

Suscribir con Bloglines http://www.wikio.es Creative Commons License
Periódico El Azotador by Jorge Justo González Hernández is licensed under a Creative Commons Atribución-No comercial-No Derivadas 2.5 México License. Free counter and web stats